Montevideo, 26 de octubre de 1998.



Estimados amigos de Posdata e Insomnia:
en primer lugar mis felicitaciones por permanecer en el medio con un buen nivel periodístico. En segundo lugar mi reprobación por la Insomnia del 9 de octubre pasado. Tardíamente me llegó la noticia y hace pocos dias accedí a su contenido por Internet. Mi nombre es Tabaré Gallardo, Licenciado en Astronomía por la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y Doctor en Astronomía por el Instituto Astronómico y Geofísico de la Universidad de San Pablo. La separata en cuestión trató el tema Astrología desde una óptica decididamente solidaria con esa disciplina. Me permito contestar a unos cuantos conceptos.

El cuerpo principal de la separata es un artículo firmado por el Editor Aldo Mazzucchelli, plagado de imprecisiones, contradicciones, verdades a medias y disparates. Si el lector no tiene el texto en sus manos puede consultarlo en http://intercanal.com/posdata/981009/separata/separata.html.

Comienza el autor extendiéndose en el significado de la palabra símbolo, para luego caer en la primer ambiguedad:
Desde este punto de vista, la astrología es una de las tantas formas -tal vez desesperadas- que existen de salvar la caída, de reconstruir cualquier plenitud perdida y añorada. Bastante más y bastante menos que una ciencia -como creen algunos entusiastas entre sus practicantes- parece ser también una herramienta de consolación.

"Bastante más y bastante menos.....". ¿Por qué bastante más?. En 25 siglos ¿qué nos ha dado la astrología?. Podríamos mencionar una lista interminable de las cosas que nos ha dado la ciencia, escojo al azar licuadoras, TV, vacunas, satelites, el origen del sistema solar, el concepto de tiempo y la computadora en la que el autor escribe su nota. ¿Qué nos ha dado la astrología?, entonces no es bastante más sino bastante MENOS que la ciencia.

Más adelante tenemos:
Ahora bien, las ambiciones -eternamente no colmadas debido a su pretenciosidad- de la astrología son las de proveer un sistema de conocimiento. El problema más estentóreo para una cauta y culta mentalidad occidental actual es que, cuando uno se interroga acerca de qué es lo que el método astrológico pretende poder conocer, la respuesta se resume en cuatro letras: todo.


¿No es un poco ambicioso que una disciplina que no ha producido nada en 25 siglos pueda comprenderlo todo? Sigamos:
.............. Se puede hacer la carta natal de una persona, de un pollo o de una nación, de un equipo de fútbol o de un matrimonio, del lanzamiento de un cohete interplanetario o del clon de un dromedario. Para la astrología, todas y cada una de esas cartas, si están levantadas en un momento exacto y razonablemente identificable como el de nacimiento de esas entidades, revelarán algo muy esencial acerca de cómo éstas son, y de cómo se desarrollarán.

Seguramente si la gente de aquella pollería hubiese tenido en cuenta las cartas natales de sus pollos el final hubiese sido otro. Señores ganaderos: ya saben lo que deben hacer.¿No estaremos exagerando?. Luego el autor explica:
Esta nota pretende mostrar cuál es la historia, y por qué aún existe esta antigua disciplina o arte conjectural con la que se ganó la vida Johannes Kepler en una época en que aún era posible pensar el mundo de las apariencias materiales con el rigor de un genio científico y, a la vez, tratar de construir y ver funcionando un modelo del cosmos basado en una teoría de la armonía en donde Dios se expresa a través de ciclos y números.

El éxito de esta disciplina no radica en la precisión de sus predicciones, no radica en la solidez de su estructura. El éxito se debe a que tiene la carácterística necesaria para ser siempre popular: vaguedad, ambiguedad. La vaguedad puede tener nivel de metáfora, alegoría o simplemente ser divague. Artistas, escritores, intelectuales conocen la importancia de ser vago en los conceptos. La vaguedad en manos de artistas puede generar obras maestras: Stanley Kubrick llenó de metáforas una novela puntual (2001). El éxito de la Biblia, el Hi Ching, la Astrología y tantas otras cosas (salvando las distancias y niveles) radica en que sus doble sentidos, metáforas, alegorías o vaguedades según el caso se pueden aplicar a todo. Como a los pollos. Sed impreciso y te seguirán legiones.

Sigue:
Un mundo a la vez de apariencias materiales y de mensajes profundos sólo accesibles a un genio de pensamiento a la vez observador e intuitivo.

Una pequeña discrepancia, marginal, pero que marca la diferencia de óptica que tienen la ciencia y la astrología: no hay "mensajes profundos" en el cosmos, hay verdades que podrán o no ser investigadas. El concepto de mensaje implica el supuesto de que alguien se quiere comunicar con nosotros, supuesto innecesario.

Sigue:
Acaso, el éxito astrológico y científico a la vez de Kepler sea un recordatorio y una admonición de que no todo es tan fácil, dirigido a la nueva astrología masiva que está naciendo ahora, y que da la ilusión de una carta natal en diez segundos por ordenador -y en esa trivialidad oculta y muestra a la vez el inmenso poder de las antiguas representaciones. De hecho, aunque los hombres no se ponen de acuerdo acerca de lo que es, algo interesante tiene que haber en la astrología, si ha seguido viva a pesar de que murió definitivamente ya dos veces -entre los años 500 y 1200, y en el siglo XVII.


Los hombres en general no se ponen de acuerdo, es cierto. Pero ¿qué opinan los científicos? son ellos quienes han avanzado en el conocimiento y por lo tanto tal vez tengan la respuesta.

Sigue:
La ciencia no ha podido matarla, tal vez porque, hasta ahora, ningún científico ha constatado que los viejos símbolos -y entre ellos los planetarios y zodiacales- hayan abandonado el sótano de nuestra psique, donde están las bases de nuestra capacidad para interpretar el libro del mundo.

Guardo libros de mitología pero no me los creo. Soy fanático de la ciencia ficción, pero no me la creo. Tener en nuestro sótano los "viejos símbolos" no nos obliga a morir abrazados a ellos.

Se refiere luego a los orígenes de la astrología:
Y es que Tales de Mileto podría haber sido un astrólogo, aunque no lo fue, porque -contrariamente a lo que a menudo se cree- en su tiempo la astrología, tal como la conocemos hoy, estaba todavía por nacer. Era Tales, en cambio, un cosmólogo que defendía la preeminencia del agua como elemento primordial -tal vez a causa de su experiencia con el pozo- y es por ello citado con razón (......................) De modo que la primera sorpresa parece ser el hecho de que fue la misma civilización que dio origen a la ciencia, a la lógica, a la filosofía, a la literatura y al derecho occidentales, la que adoptó y dio forma a la astrología. (................)
Lejos, por lo tanto, de ser la astrología, en su origen, una especie de umbanda griego, reservado a la superstición de las clases populares, se trató de un sistema sofisticado, cuya aceptación fue preparada por los -discúlpese el anacronismo- intelectuales griegos de la época clásica, y que fue desarrollado luego y en principio por los estoicos, que se contaban entre los físicos y los lógicos más grandes de su tiempo.


Tales de Mileto trató de conocer el mundo con las herramientas de su época. No tiene sentido hoy avanzar en el conocimiento utilizando aquellas herramientas despreciando 25 siglos de evolución. Lo antiguo es respetable, pero no necesariamente sabiduría y probablemente obsoleto. La última oración parece un desafío: "Señores intelectuales, ¿de qué lado están?".

Pasa el autor a explicar qué es la astrología y sus diferencias con la ciencia y luego dice:

Siguiendo con la lamentable definición, la cuestión de la "predicción del futuro" no es en absoluto lo central de la astrología, sino solamente una de sus hipotéticas posibilidades. Los astrólogos actuales hacen básicamente un diagnóstico de las características y condiciones psicológicas y anímicas de su cliente, lo cual puede tal vez ser una ayuda para cualquier experiencia interior de autoconocimiento. En manos de un profesional formado en psicología, también puede servir de ayuda para diversas clases de terapia.

Aquí claramente el astrólogo invita al psicólogo a asociarse en el negocio. Me pregunto: ¿estarán los psicólogos a la altura de las circunstancias?. En demasiadas oportunidades he visto asociados a los astro-psicólogos. Es más, me temo que el éxito actual de la astrología y demás esoterismos se debe en parte a la poca respuesta que ha dado la psicología a los problemas y necesidades psíquicas del hombre. Soy lego, ignorante en el tema pero me parece que está faltando una revolución en psicología de lo contrario será fagocitada por la astrología y sus defensores. La terapia astrológica es más barata y rápida. Son puntos a favor de la astrología pero téngase en cuenta que la psicología intenta revelar la verdad al individuo mientras la astrología le vende al paciente un buzón que aquel recibe con alegría. ¿Qué buscamos, individuos felices y alienados o individuos conscientes en busca de la felicidad?

Más adelante:
En cambio, la tradición astrológica ha dicho siempre con mucha claridad que los planetas son signos de lo que ocurre en el cosmos. Esta idea presupone que el cosmos es un ser vivo, una unidad, en donde todas las partes se comportan en armonía porque, justamente, son partes de ese todo. De esta manera, la observación sistemática del comportamiento de una parte de esa totalidad -los planetas- permite al estudioso hacer inferencias para conocer el comportamiento de cualquier otra parte de ese todo -por ejemplo, la vida de un hombre-, puesto que ambas partes son solidarias.

Nótese que lo que los astrólogos llaman "cosmos" es decir el sistema planetario es una fracción de 1 en cien mil millones de lo que es nuestra galaxia. A su vez nuestra galaxia es una parte en cien mil millones de lo que es el cosmos para los cientificos. ¿No estaremos dándole demasiada importancia a nuestro entorno y muy poca al todo, que es mas o menos diez mil millones de millones de millones de veces mayor?. El cosmos de los astrólogos es tan insignificante respecto del cosmos de la ciencia que, si desapareciera, ningun ser, excepto aquellos hipoteticos seres que habitan las estrellas próximas, lo notaría. ¿No será conveniente estudiar un poco ese cosmos que es 10.000 trillones (un uno seguido de 22 ceros) de veces mas grande que el de los astrólogos antes de construir un edificio teórico con poderes de predicción, etc, y con el que pretenden aconsejarnos, liberarnos de nuestros traumas y cultivarnos espiritualmente?.

Bastante más adelante tenemos:
La astrología funciona como una máquina de hacer metáforas apoyándose en unas reglas de elocuencia retórica. Es un sistema de símbolos que, al interrelacionarlos, produce un lenguaje simbólico.


Exacto, ¡muy bien!. Es una actividad lúdica divertida y apasionante. Apasionante especialmente para los que no han tenido acceso a la ciencia y al conocimiento pues la ciencia es mucho más apasionante que el delirium tremens de estos pseudo-ilustrados que por evitar algunas ecuaciones matemáticas construyen su propio mundo y lo peor es que lo logran vender a muy buen precio. Si hasta la literatura lo dice: "la realidad supera a la fantasía". Les propongo crear la Manchología: disciplina capaz de predecir el futuro y el pasado y de asesorar espiritualmente a las personas, pollos y empresas y que se basa en el estudio y evolución de las manchas en la superficie del Sol.

Sigue:
La carta natal es simplemente un esquema astronómico del cielo visto desde determinado lugar de la Tierra, en un determinado momento. El lugar y el momento son los del nacimiento del ser acerca del cual se quiere investigar, y ésa es la razón por la cual los astrólogos necesitan solamente la fecha, hora y lugar de un nacimiento para hacer una carta natal. Ésta es, grosso modo, la parte de la astrología en la que la astronomía tiene injerencia, y sólo ésta. Por eso, parece descaminado que los astrónomos sientan que aún tienen autoridad para hablar -mal- de astrología. Se trata, evidentemente, de un malentendido, puesto que la astronomía se encarga de la descripción de los aspectos materiales del universo, mientras que la astrología intenta hacer una lectura simbólica de ese mismo universo. Nada que ver entre sí. Es como si el dueño de una imprenta quisiera ser admitido en un congreso de filosofía, bajo el argumento de que los libros de filosofía son impresos.


No sólo los astrónomos deberían hablar mal de la astrología sino todos los seres con dos dedos de frente. El ejemplo de la imprenta yo lo pondría asi: el dueño de la imprenta hace notar que su maquinaria podría ser utilizada en la publicación de obras maestras de la literatura en vez de improvisaciones de boliche.

Sigue:
Metáfora de la estructura de la conciencia occidental, el zodíaco de doce signos y los diez 'planetas' son una 'máquina de interpretar', una tecnología para construir imágenes significativas. Esta máquina tiene sus reglas de construcción y funcionamiento. Y la mentalidad científica del hombre culto occidental de los siglos XIX y XX rechaza esas reglas y ese método casi por instinto, puesto que se ha habituado a una visión del mundo en general muy diferente, en la que por un lado están las ciencias, que proveen conocimiento objetivo y comprobable, y por el otro están las artes, que proveen placer estético. La astrología es una disciplina extraña, que está a caballo entre unas y otras, (.......)


Digámoslo claramente: si eres malo para las ciencias y malo para las artes, dedícate a la astrología. Inscríbete ya.

Más adelante y luego de meditar acerca de conceptos de Umberto Eco, escribe:

Ahora bien, una vez que el mundo deja de verse de acuerdo con esos supuestos, una vez que esos modelos interpretativos hechos de símbolos dejan de constituir el estándar, una vez que son olvidados y que no se enseñan más, salvo bajo la forma de mitos y cuentos sin referencia aparente, quien los siga estudiando y conociendo pasa, por un lado, a ser un marginal de las ideas. Por otro, si es verdaderamente capaz, pasa a ser un peligro, pues tiene un conocimiento que ahora subyace por debajo de los modos de ver e interpretar el mundo aceptados colectivamente.

Es recurrente que los astrólogos se quieran comparar a Galileo perseguido. No son comparables, el astrólogo pasa a ser o un marginal que se cree capaz de saberlo todo (ver las primeras frases) o un delincuente que se aprovecha de la ingenuidad ajena.

La astrología es en ese sentido ahora mucho más esotérica de lo que nunca fue. Y el astrólogo actual es básicamente un poeta y un retórico, (.......)

Léase un payador. Si aún no se ha convencido, vea lo que sigue más adelante:


Lo que hace de hecho un astrólogo es básicamente lo mismo que hace un artista verbal. Ambos buscan construir analogías y buscar semejanzas, dos mecanismos clásicos en la construcción de metáforas. Por ejemplo, en astrología, Marte se liga con el color rojo, luego con la sangre, luego con la violencia, luego con las heridas, luego con la guerra, luego con el hierro, luego con el valor, luego con el riesgo, luego con los músculos, luego con la voluntad, luego con la masculinidad, luego con los testículos, luego con la sexualidad masculina, luego... Venus se relaciona con el color verde, luego con la naturaleza primaveral, luego con pasarla bien, luego con el descanso, luego con el placer, luego con un estado pacífico y perceptivo, luego con la receptividad, luego con la sexualidad receptiva, luego con la sexualidad femenina, luego... La cadena parece infinita, y para una mentalidad analógica, es interesantísima y hasta divertida.


Esto para mí es revelador: Marte es la gelatina de frutilla y Venus la de manzana.

Más adelante:
Y por otro lado, está limitada porque los notorios errores de interpretación que un astrólogo comete son penados por sus clientes con el abandono de ese astrólogo, con lo cual se produce una suerte de selección natural. Los astrólogos que practican la semiosis hermética de responsabilidad ilimitada al estilo que Eco cree que hacen todos los esotéricos, mueren de inanición a la vuelta de la esquina. Y eso a fines del siglo XX. En el siglo XIV morían en la hoguera, y en la década del 40 de este mismo siglo, en los campos de concentración.


Lo que faltaba: los judíos murieron en los campos de concentración que construyeron los nazis para los astrólogos.


Así es como la astrología 'murió' a comienzos del siglo XVII. No la mató nadie en particular, ni ninguna institución. Como dice Tester, "la astrología murió igual que un animal o una planta dejados a la deriva por la evolución. Nadie la mató. Sobrevivió a los ataques que le dirigieron sus detractores casi desde sus comienzos. [...] Pero entonces el mundo cambió a su alrededor y sobre ella, y la dejó atrás."
Es en aquel preciso momento que la astrología no muere, pero queda en estado cataléptico. Sólo sobrevivieron los 'almanaques' de disparatadas y triviales predicciones, en todo similares a las que aparecen hoy en la sección entretenimientos de revistas y diarios de todo el mundo.


Le falto rematar: "y por supuesto muy diferentes del elaborado producto que ofrecemos aqui".

Ya no eran grandes pensadores como San Agustín o Pico della Mirandola quienes la cuestionaban, sino que era un satírico como Swift quien se encargaba de ella. Ese panorama no cambió hasta fines del siglo XIX, cuando un nuevo empuje de ideas a-lógicas pero no irracionales provenientes de la tradición esotérica occidental y de las culturas orientales la hicieron renacer.

El resultado no puede ser muy alentador........


Ahora es la visión moderna del mundo, la visión racionalista y lineal, materialista y 'científica' que supuestamente había 'matado' a la astrología, la que está a su vez en crisis. No es en absoluto curioso entonces que la astrología haya vuelto a cobrar fuerza en un mundo no irracional, pero si posracional.


¿Posracional?. No se qué puede ser eso pero bienvenido si mejora nuestra comprensión del universo. El punto es que lo propuesto por la onda posracional y esotérica por ahora sólo se asemeja al efecto de una pastilla de LSD, pero de esclarecimiento de las verdades que nos quedan por descubrir, nada. La ciencia es imperfecta pero perfectible. No es la panacea, pero es lo mejor que tenemos para llegar al conocimiento. Son palabras de Carl Sagan.


El astrólogo serio de fines de siglo es sin duda un curioso ejemplar, además de ser difícil de encontrar. Por un lado, su trabajo es el de mantener viva una forma de la tradición, siendo en ello un conservador. En esto, comparte su suerte con los expertos en protocolo de la Corona británica, o con los investigadores de la heráldica. A la vez, es un excéntrico incorregible que cree -y tal vez sabe- que el mundo -sin distinciones entre pasado, presente o futuro- siempre puede leerse con la 'máquina de asemejar'. Esta máquina que construye metáforas y asocia lo sólo aparentemente diverso es tal vez la misma que desde la poesía o el arte en general sigue proveyendo al mundo de belleza.


No opino lo mismo. ¿Qué opinan los poetas?.

Esta máquina que construye metáforas y asocia lo sólo aparentemente diverso es tal vez el ánima que mantiene unido al universo que la ciencia actual investiga.

Delirio. Esa máquina, la de la astrología, es un esperpento y pretender que sea el ánima es un tanto pretencioso como la totalidad del artículo.

Tenemos también algunas revelaciones trascendentales:
Aunque las estrellas se ven en el cielo, lo esencial de ellas es invisible a los ojos, es lo que dice la astrología.

Brillante. Veinticinco siglos (perdón por ser insistente) para acabar diciendo esto. La ciencia es un poco más explícita: explica cómo funciona la fuente de energía de las estrellas, qué procesos ocurren en su interior, en su superficie y en sus atmósferas no sólo cualitativamente sino también es capaz de cuantificar los parámetros involucrados y predecir (sin necesidad de horóscopos aunque utilizando algunas ecuaciones) su futuro.

Remate: Ya lo había dicho Saint Exupèry, que no era astrólogo, pero se ocupaba también del cielo y de aquello que no se ve pero es también de vida o muerte, desde el cockpit nocturno de un avión.

Lo que prueba que para decir frases bellas y llenas de contenido no se necesita ser astrólogo.

Hasta aqui el texto firmado por Aldo Mazzucchelli. Siguen una serie de artículos menores (en todo sentido) aparentemente de un tal Glenn Perry, de donde rescato fragmentos que sugieren que la explosión astrologica de nuestros días responde a un cambio de paradigma:

El desprestigio en el cual ha caído la astrología entre las elites científicas y académicas de nuestra cultura contrasta marcadamente con el exaltado status de que disfruta entre quienes la practican. Es una curiosa y casi esquizoide división en la psique colectiva. ¿Cómo podemos dar cuenta de la discrepancia entre el excepcionalmente bajo status de la astrología y las fenomenales defensas que sus exponentes hacen de ella? Creo que la respuesta a este puzzle descansa en la noción de paradigma.

Yo no. La respuesta no está en la noción de paradigma. La educación, especialmente en ciencias, está herida y si no nos preocupamos un poco tal vez de muerte. Quienes tienen autoridad, influencia o poder para revertir esta situación deberían estar a la altura de los acontecimientos. La crisis no se debe a una nueva concepción filosófica que revolucionará nuestra percepción del mundo, se debe a que cada vez la ciencia es más inaccesible a la gente.

En el paradigma mecanicista de la ciencia moderna, es ampliamente aceptado que el método para demostrar la validez de una hipótesis es el método experimental. Pero fueron precisamente los métodos empíricos y cuantitativos de la ciencia moderna los que llevaron a repudiar la astrología en el siglo XVII -no porque estos métodos demostraran la invalidez de la astrología, sino porque la aplicación del método experimental forzó a la astrología en un saco de fuerza experimental del cual no pudo salir. La ciencia empírica se basa en ciertos supuestos metafísicos que le previenen a uno de ver cualquier verdad excepto aquellas que caen dentro del punto de vista previo de ese método. Pero la astrología no se adecua a ese modo de conocer.

La astrología llama "conocer" a tener una intuición, deseo o apariencia de algo.

Por tanto sus verdades serán o bien invisibles, o bien parecerán ser refutadas. Mientras los astrólogos crean que el único camino para vindicar su modelo es por la vía del método experimental de la ciencia mecanicista, estarán presos en un callejón sin salida: la astrología se debe adecuar al método experimental para ser aceptada, pero el método experimental es intrínsecamente incompatible con la astrología.

Exacto, la astrología pretende conocer a través de la varita mágica.

El mejor ejemplo es el paradigma mecanicista que ha dominado nuestra cultura durante los últimos dos siglos. En el contexto de este paradigma han tenido lugar fantásticos avances en tecnología y medicina. Sin embargo, en nuestros intentos por reducir la realidad a su substrato material, todo un rango de fenómenos que no pueden comprenderse en términos mecanicistas son o bien ignorados, o bien no explicados -creatividad, libertad, voluntad, intuición, clarividencia, precognición, telepatía y astrología.

Cabe aclarar que la astrología no está en la clase de los no comprendidos, ni de los ignorados ni de los no explicados sino en la de los reprobados. Entiéndase de una vez: la astrología fue desechada como disciplina para llegar al conocimiento, no por imperfecta sino por falsa.

Dentro del contexto del paradigma mecanicista, la astrología es considerada o bien una fabricación, o bien una anomalía; esto es, o bien sus proposiciones son fraudulentas, o bien la astrología constituye un apartamiento tan radical del conocimiento regulado que simplemente es considerada demasiado extraña como para investigarla. El punto es que la astrología ha sido rechazada por la ciencia moderna no porque haya sido probada su falsedad sino porque por principios no debe funcionar. La astrología simplemente no encaja en el tipo de universo que la ciencia es capaz de ver.

Cuando aparecen anomalías las causas pueden ser muy diferentes y no necesariamente presagian un cambio de paradigma. La anomalía en el movimiento de Mercurio sirvió para alertar sobre las fallas del modelo Newtoniano pero la anomalía en el movimiento de Urano (que no era tal sino producto de un inexacto conocimiento de las masas de los planetas exteriores) sirvió para mostrar que a veces cuando aparecen anomalías es porque hicimos mal las cuentas. En astrología todas las cuentas están mal. La astrología ha sido rechazada por su falsedad, si hubiera algo útil en ella tendríamos hoy sus productos materiales o espirituales. La astrología y sus impulsores y seguidores viven una fantasía ajena al universo que la ciencia intenta descubrir.

El artículo sigue luego con una descripción de los signos del zodíaco que habla por sí sola y luego aparecen interesantes conceptos acerca del destino de Uruguay dado por su carta astrológica:

Levantada (la carta) para las 19:27 horas del 25 de agosto de 1825. Por supuesto, la controversia histórica acerca de qué momento debe tomarse para levantar el horóscopo está irresuelta. No obstante, esta carta es usada por muchos astrólogos en Uruguay y se considera en general que es descriptiva de rasgos generales del país, y que funciona bien en relación con l a datación de los sucesos. El país sería Virgo, mientras que el ascendente está en Piscis.


Es notable que si aquellos patriotas hubiesen sido asistidos por astrólogos (de los serios) tal vez hubiesen elegido una hora astrológicamente más propicia cambiando tal vez radicalmente el futuro de nuestro país. Advierto que ya escuché a un astrólogo decir que debe urgentemente cambiarse la hora de paso de mando de J.M. Sanguinetti hacia nuestro próximo presidente pues de no ser así el futuro será bastante negro.

El artículo sigue recomendando un "excelente" programa para calculos astrológicos, una bibliografía esencial para leer los astros y termina con la infaltable sentencia presente en la totalidad de los libros esotéricos:
Para no perder tiempo, se recomienda especialmente evitar cualquier cosa predictiva basada en los signos solares que se vea escrita en los periódicos o revistas. A la vez, toda la literatura que lleve títulos del tipo "Los signos del zodíaco y el amor" o "Conozca su futuro con la astrología" es basura en estado puro.


Es un recurso clásico:"yo soy un astrólogo serio y los demás son basura." Broche de oro.


La astrología es una forma más de explotar la ingenuidad del hombre y enriquecerse con ello. El antídoto es la educación, especialmente enseñar sólidamente ciencias. Pero también artes, pues de esa forma nuestros ciudadanos serán capaces de distinguir una obra de arte de la mediocridad. Si nuestro sistema educativo y nuestra maquinaria cultural no actúan en consecuencia acabaremos ,como decía Lovecraft, "refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas". Hace algunos millones de años, unos monitos descendieron de las ramas de los árboles para comenzar a caminar erguidos. Seamos dignos de aquellos monos. Libérense de las hipótesis innecesarias, de los artificios a contramano de la razón, de las supersticiones y de quienes lucran con ellas: sean libres.


Para desintoxicarse de la Insomnia del 9 de octubre pasado recomiendo enfáticamente "El Mundo y sus Demonios" de Carl Sagan. Es aconsejable además que el lector se entere de la existencia del denominado "Asunto Sokal" o cómo engañar a los intelectuales escribiendo palabras difíciles y sin decir absolutamente nada. Sobre este asunto puede encontrar abundante información en la dirección http://weber.u.washington.edu/~jwalsh/sokal/articles/search.html.
Saludos y adelante,

Tabaré Gallardo
gallardo@fisica.edu.uy
Posdata (que no insomnia): el contenido de esta carta aparecerá el viernes 30 de octubre en http://www.fisica.edu.uy/oalm/respue.html